miércoles, 3 de septiembre de 2014

Cura de Ars Sobre el Infierno de los Cristianos

Sermón del santo Cura de Ars Sobre el Infierno de los Cristianos

 

    Como creyentes católicos, es nuestra obligación estar instruidos en nuestra Santa religión,  para que no seamos sorprendidos y no nos suceda como aquellos infieles paganos que viven entregados al placer y a los vicios: mueren y van al Infierno porque hicieron daño a los demás y así mismos,  sumergiéndose más y más en cosas que a Dios repugnan en su gran santidad y bondad.


El Infierno de los Condenados


    ¡Que Dios nuestro Señor tenga misericordia de nuestras almas!  pidámoslo siempre y hagamos lo necesario para estar en amistad con nuestro bondadoso Dios. No esperemos a la hora de nuestra muerte cuando tal vez ni podamos encomendar nuestra alma al Creador y Redentor.


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    Aquí les presento un fragmento del Sermón sobre el Infierno de los Cristianos: 

"Nosotros leemos en el Evangelio que, cuando el Salvador entró en Cafarnaum, un Centurión vino a su encuentro, diciéndole: « Señor, mi siervo esta enfermo en mi casa, de una parálisis que lo hace sufrir mucho. » - «¡Y bien! le dice el buen Salvador, iré y yo lo curaré. « ¡Ah! Mi Señor, le dice el Centurión, no soy digno de que entres en mi casa; pero di sólo una palabra, y mi siervo será curado. Puesto que yo soy un hombre sujeto a las ordenes de mis superiores, sin embargo, tengo soldados bajo mi mando que hacen todo por mí, digo a uno: ve allí, y va ; a otro: ven aquí, y viene; y a mi siervo: haz esto, y lo hace. » Jesús habiéndole escuchado así quedó lleno de admiración, y les dice a aquellos que le seguían: « En verdad les digo que no he encontrado una fe más grande en todo Israel. Por ello les dice que muchos vendrán de Oriente y Occidente y se colocarán junto con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los cielos, mientras que los hijos de este reino serán lanzados a las tinieblas, donde habrá llanto y rechinar de dientes. »
Que será de nosotros, hijos míos, aquel que, queriendo tomarse la molestia de penetrar el sentido de estas palabras, no se sentirá convencido y llegará con espanto casi a la desesperación pensando que verdaderamente son los malos cristianos quienes son estos desgraciados, que serán expulsados del reino de los cielos y arrojados a las tinieblas exteriores, es decir, hijos míos, en el infierno, donde habrá llanto y rechinar de dientes: mientras que a los idólatras y paganos, que nunca han tenido la felicidad de conocer a Jesucristo, se les abrirán los ojos del alma, abandonarán el camino de la perdición, vendrán para entrar en el seno de la Iglesia y ocuparán el sitio que estos malos cristianos perdieron por el desprecio de las gracias que recibieron. Pero no es todavía bastante, hijos míos, los cristianos condenados sufrirán en efecto de tormentos infinitamente más rigurosos que los infieles. La razón es que estos extranjeros serán condenados en parte porque nunca han oído hablar de Jesucristo y de su religión; que vivieron y que murieron en la ignorancia: mientras que los cristianos vieron, a la edad de la razón, la antorcha de la fe brillar delante de ellos como un bello sol y recibieron luces más que suficientes para conocer lo que ellos mismos debían a Dios, al prójimo y a ellos mismos. ¡Oh infierno del cristiano, que tú serás terrible y riguroso ! Pero voy a decir, hijos míos, ¿y podréis ustedes oírlo sin temblar? que tanto, el cielo es alejado de la tierra, tanto el infierno de los infieles será alejado de aquello del cristiano. Si ustedes quieren saber la razón. hijos míos, he aquí. Si Dios es justo, como nosotros no podemos dudar, debe castigar a una alma al infierno en proporción de las gracias que recibió y despreció, del conocimientos que tenía para servir a Dios. Después de eso, pues es muy justo que un cristiano condenado sufra infinitamente más que un infiel en el infierno, porque las gracias, los medios para salvarse eran infinitamente más grandes. Para hacernos sentir, hijos míos, la necesidad de aprovechar las gracias que recibimos en nuestra santa religión, quisiera destacar que un cristiano condenado será más atormentado que un Infiel.
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